Resumen:
Si algún día la América quisiera levantar un imperecedero monumento de gratitud, para perpetuar en las edades futuras la memoria de sus más insignes benefactores, no podría menos de erigirlo a la Iglesia Católica; porque estos hijos mimados de la fortuna, a quienes apellidamos conquistadores, han dejado su nombre escrito con sangre en los escombros de los pueblos por ellos devastados, y los guerreros, que, luchando heroicamente en los campos de batalla con huestes enemigas, dieron independencia y libertad política a los pueblos americanos...