Resumen:
Emmanuel es hermano mío. No se me parece absolutamente en nada. Es alto, ancho; su pelo tiene el color
de la tierra rojiza de arriba, donde los ríos recién vienen
tiernos. Sus ojos verdes son especiales, No recuerdo haber visto otros ojos así. Los ojos, que, como los suyos, han
visto mucha vida son ojos aletargados, cansinos, tristes
Tienen no sé que tristeza de ruina. Empero, los ojos de Emmanuel son tranquilos, serenos, abiertos. Así son también
las tardes en el mes de julio sobre el mar cálido de
nuestra costa. Emmanuel ya no deja ver la luz de las
palabras en sus ojos; y sin embargo, su palabra no es
muerta. Pero es una palabra mascada, dicha luego de domaría
haciéndola sonar algodonosa. Jamás grita, nunca
se enronquece.