Resumen:
Yo soy un andícola empedernido:
siento la tierra en lo profundo de mi ser.
Es sabido que quien vio una vez los Andes-
esas penínsulas del cielo-conserva la imagen en la mente durante toda la
vida. Como el caracol que lleva su casa
a cuestas, yo llevo conmigo mi paisaje
andino por donde quiera: que vaya.
Nadie dio contra mí orden de destierro
en el Ecuador. Nadie me compelió a
que abandonara .el suelo de mis mayores;
pero se había levantado una valla de hierro
en torno de la vida intelectual, un
peso opresor gravitaba sobre las conciencias
y todo propósito de mejoramiento
moría asfixiado en un ambiente en que
dictaban su voluntad los mediocres y en
que un Gobierno incomprensivo tratan
de poner camisa de fuerza al talento. La
emigración se imponía por una razón de
salud espiritual.