Resumen:
Cuan grato es para el jadeante peregrino, después de haber atravesado áridos desiertos, sembrado de punzadoras espinas, la dulce y protectora sombra de un oasis. Allí, bajo sus frondosas palmeras que dejan pasar del sol los calignosos rayos, apura satisfecho el agua pura del arroyuelo que con sus murmullos alegra á los cansados caminantes.