Resumen:
Cuando el cristiano emprende solícito en una obra de celo, se promete magníficos resultados, y sueña con maravillas ejecutadas en un momento. Pero desgraciadamente, la realidad no corresponde á los deseos. Preséntanse los obstáculos, comienza la lucha con ellos, y el cristiano sé queja de la tardanza para obtener el bien deseado, murmura de los resultados que le parecen tardíos y nulos, desfallece y abandona lo comenzado. ¿Serán de esta condición las Señoras de la Sociedad Protectora de Iglesias Pobres? Líbrenos Dios de irrogarles tamaña injuria. Vosotras conocéis perfectamente la magnitud de vuestra empresa, la coudición de los medios que debéis emplear, y la imponderable recompensa que recibiréis en la gloria; y por esto vais resistiendo con serenidad á todas las dificultades que os salen al paso.
