Resumen:
Me encantan las filosofías y las opiniones de D. Federico. Es un pensador que derrocha su sabiduría en el parque, en las calles, en cualquier parte. Sus opiniones son siempre absolutas, contundentes. No escribo, me dice, porque no hay método taquígrafo que pueda seguir a mi pensamiento. Procuro no hablar, porque resulta todo lenguaje demasiado lento para mí. Todo lo que me rodea, todo lo que me desafía ante mis ojos me sugiere caudal de reflexiones. Ah! como quisiera que usted exponga alguna vez las categóricas teorías de mi propia cosecha...