Resumen:
Mi amigo don Plácido Vidalegre es un hombre de
excelente humor, jovial y divertido como el que
más; y aunque frisa ya con los cincuenta, se entretiene
en cualquiera bagatela, ni más ni menos que
un muchacho que apenas cuenta sobre diez; su casa
es mi refugio en los momentos de tedio y sinsabor en
que el espíritu necesita distracción y el corazón alivio.
Y sucedió que me amaneció un día en que, como
decía de mi cuento, pesaba sobre mí la atmósfera que
me aplastaba, y tenía ante mis ojos la lente del fastidio
que me hacía mirar objetos desagradables en todo
lo que me rodeaba...