Resumen:
Los muchachos del barrio cantaban en
desarmonía con unas voces viejas. Era
la buena entre las noches tristes de las
familias pobres. El simulacro de Belén
ardía en el caliginoso recinto de la habitación única.
Rondas, luces y figuras de lata, barro y porcelana, haciendo
el desconcierto en la remembranza de la fecha,
querían significar a la vez la Fiesta del Árbol, la Visita de
Noel y el Nacimiento del Mesías. Se expresaba allí, como
en varias otras partes de nuestra América, la mentalidad
ingenua y confusa del criollismo en mixtificantes trances de una cultura de superficie en la que ni el culto a la villa representada por el árbol...