Resumen:
Las opiniones partidaristas sobre !a vida de Colombia
desaparecieron entre los hijos de la VILLA
de Azogues; y personas y bienes fueron las únicas
ofrendas en los altares de la Patria.
La guerra en si misma fue justa, necesaria y
buena de parle de Colombia; el invasor estaba casa
adentro y sus armas en tierra de sus libertadores. El
valor de los ejércitos de Colombia, inferior un número,
alcanzó la victoria en el Portete de Tarqui; y
el Señor Dios de los Ejércitos conjuró las tempestades
políticas. ¿Por qué no celebrar e!'te hecho de ar·
mas y salvar del olvido el nombre de los héroes ignotos? ¿Por qué no hacer presente a la posteridad
los servicios de los antecesores?